domingo, febrero 18, 2024

Descubrimiento Arqueológico en Emaneo Sananay

Al día siguiente de la proclamación del renacer de Emaneo Sananay, se consumó una reunión secreta en un denso bosque de arrayanes y coihues a la salida de la ciudad. Los místicos y sabios del club decidieron permitir la ejecución de una investigación arqueológica en el sitio que albergó al club en su época de esplendor. La resolución se adoptó en favor de entender en mayor profundidad y dar a conocer los antiguos secretos del club, para así poner en marcha los designios que los antepasados destinaron a las generaciones que retomaran la tradición perdida.

Zaratustra González engallose nuevamente sobre la roca sagrada del club. Un tórrido tropel de socios se dispuso alrededor con cierto grado de enervación. Aunque las últimas noticias infundieron un nuevo y esperanzador brío en la multitud, éstas supondrían tareas superlativas no exentas de sacrificio. 

El lozano vocero proclamó “¡Oh hijos e hijas de Emaneo Sananay, escuchadme con atención! Nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia, donde el pasado y el futuro se entrelazan en un baile eterno de posibilidades y descubrimientos”.

“Como miembros del club, emprenderemos dos tareas monumentales, ambas destinadas a revelar los misterios de nuestro legado y a dar forma a nuestro destino. La primera es la investigación arqueológica del sitio donde se posaron los pilares de Emaneo Sananay, que nos llevará a develar los secretos olvidados en nuestro terreno para descifrar los vestigios hasta ahora indescifrables”.

“Pero no podemos detenernos ahí”, continuó el jubiloso vocero con una expresión de determinación en su rostro. “La segunda tarea es la reconstrucción a partir de las antiguas escrituras que hemos descubierto. Estas palabras pretéritas contienen los secretos de nuestro propósito, las llaves de nuestra esencia, y es nuestro deber desenterrar su significado y traerlo a la luz”, señaló indicando al cielo.

Cavilando un instante y de manera casi procaz exclamó, como desafiando a Hutton y Lyell, “El pasado es la clave del presente… y de nuestro futuro”. Finalmente, con sus ojos rebosantes de confianza concluyó “¡Que esta empresa haga florecer a Emaneo Sananay una vez más en este pantano existencial de abulia y nihilismo!”

La magnanimidad cobró un nuevo impulso en la muchedumbre que no tardó en aplaudir con encomio al portavoz.

Ilustración de Zaratustra González en el momento de su discurso.

Días después, los resultados fueron prometedores y sugestivos. Las primeras excavaciones hallaron una colección de estatuas de terracota que representan las figuras de jugadores de fútbol en una postura enigmática que ha cautivado la imaginación de la comunidad. Se trata de un tipo de arte funerario enterrado en una fosa de entre cuatro y ocho metros de profundidad, que serían parte de un mausoleo de un antiguo dirigente del club.

La postura peculiar de los jugadores de terracota ha desconcertado a los expertos, quienes especulan y barruntan sobre su posible significado ritual o simbólico. Algunos sugieren que podría representar una ceremonia de paso o un momento de trascendencia en el viaje hacia el más allá.

Este descubrimiento esboza una multitud de preguntas fascinantes sobre la historia y tradiciones del club, así como sobre la relación entre el deporte y la espiritualidad. A medida que los arqueólogos continúan su trabajo de excavación y análisis, se espera que se desentrañen más secretos de este inveterado e insondable club deportivo.


Jugadores de terracota desenterrados. Nótese su enigmática postura.

jueves, febrero 15, 2024

El Renacer de Emaneo Sananay

Luego de un periodo de latencia, dominado por actividades meramente contemplativas y espirituales, los sabios y místicos del club han decido reavivar el espíritu recóndito de una organización que transformó la manera de interpretar la realidad en las sureñas tierras de este margen continental.

La decisión fue tomada luego de varias reuniones secretas. Sin embargo, el carácter excéntrico de los personajes congregados había generado especulaciones de toda índole en la ciudad. Las sesiones esotéricas, rituales místicos y discusiones filosóficas no dejaron indiferentes a los vecinos de los bosques y plazas donde éstas se ejecutaron.

Las expectativas crecieron, aunque la incredulidad también estaba presente.

En la cúspide de la antigua época de Emaneo Sananay, las turbulencias internas se tornaron incontrolables. Cada rama sociopolítica-deportiva adquirió posiciones extremas. Éstas chocaban entre sí. La crisis era constante e inevitable.

Sumado a lo anterior, los miembros del club experimentaron un progresivo desencanto con las competencias deportivas normadas y tradicionales. Se formaron ramas dedicadas a las “competencias trascendentales” y “ligas espirituales”.

En búsqueda de un reinicio y como forma de protesta no especificada, los socios del club tomaron la decisión de sepultar las instalaciones y objetos relacionados a éste. Este acto simbólico no se hizo con la intensión de borrar al club de la memoria, sino con la esperanza de que algún día, en el futuro, podría ser redescubierto y servir como un faro para las nuevas generaciones. Según sus escrituras, este no fue un final, solo sería una pausa en la historia del club hasta que los secretos fueran recuperados.

La espera ha terminado. La noticia ha resonado en toda la comunidad local y ha trascendido sus fronteras. La expectación está creciendo en torno al legado y futuro del misterioso e icónico club deportivo. Su historia está lejos de haber terminado.

Como resultado de las reuniones, los místicos y sabios del club han designado a Zaratustra González como nuevo vocero del club, quien proclamó con su voz resonante desde lo alto de una sagrada roca en el corazón de lo que fue la sede deportiva, “¡Oh, hijos e hijas de Emaneo Sananay, escuchadme con atención! Hoy nos reunimos en un momento crucial de nuestra historia. Hemos permanecido en las sombras, olvidados por el mundo exterior, pero no por nosotros mismos. En este silencio, hemos hallado una fuerza interior, una llama que nunca se ha apagado”.

“Nosotros, los hijos de Emaneo Sananay, hemos atravesado el velo del olvido y emergido más fuertes, más sabios, más conscientes de nuestro propósito. En nuestras reuniones, hemos explorado los rincones más profundos de nuestras almas, hemos tocado la esencia misma de lo que somos”.

“Hoy, anuncio el renacer de nuestro club”, continuó con un brillo de determinación en sus ojos. “Pero no será un renacer en los términos convencionales. No buscaremos la gloria efímera en los campos de juego, sino la eterna luz del conocimiento y la verdad”.

“Nos convertiremos en faros de sabiduría en un mundo sediento de significado. Abriremos nuestras puertas no solo a deportistas, sino a los buscadores, a los soñadores, a aquellos que anhelan algo más que una simple victoria. Seremos un refugio para los que buscan respuestas en un mar de incertidumbre”.

“Que este renacer marque el comienzo de una nueva era para Emaneo Sananay. Una era de iluminación y de exploración ¡Que nuestro club brille como una estrella en la noche de la existencia!”, concluyó Zaratustra González con un gesto amplio hacia el horizonte, donde el sol recién había dejado de brillar, para luego mirar al cielo profundo sobre su cabeza.

La algarabía fue incontrolable. La multitud que observaba quedó en un estado de excitación emocional nunca antes visto en la ciudad. Las diferentes ramas, muchas de ellas antagonistas en el pasado, se dejaron llevar por la exaltación de los ánimos. El caso más remarcable de esta embriaguez espiritual fue el del fin de los conflictos entre las ramas bolcheviques y mencheviques del club, que desde 1912 mantenían una profunda división respecto a los métodos para lograr la revolución.

Pero como toda embriaguez, la resaca del día siguiente llevó a las inevitables discusiones sobre la Rusia zarista y la función de la burguesía en la revolución. Los cinco bolcheviques y los dos mencheviques volvieron a sus posiciones de antaño, como si ciento doce años de historia hubieran pasado en vano.

Bolcheviques y mencheviques durante el breve acuerdo ocurrido a raíz del renacimiento de Emaneo Sananay.


sábado, mayo 14, 2016

¡Silencio!

Hemos decidido callar por mucho tiempo, las palabras perdieron el sentido, cada una esconde un prejuicio, una limitación, confusión... el caos.

Es necesario definir qué es una palabra. De ahora en adelante, para nosotros, y hasta nuevo aviso, "palabra" tendrá como primera acepción en el diccionario la siguiente:



palabra

Del lat. parabŏla 'comparación', en lat. tardío 'proverbio', 'parábola', y este del gr. παραβολή parabolḗ.

1. f. Unidad lingüística, carente de significado, que corresponde a la canción o melodía más pequeña posible de generar con la boca, reproducible a través de escritura con la utilización de una o más sílabas.

martes, noviembre 20, 2012

Charla en el camarín

"No creemos en el bien común, no lo buscamos ni le damos el valor que la mayoría le da.  ¡Es más! lo despreciamos.

No tener remordimientos ni sentir culpa es nuestro orgullo. La continuidad de nuestra vida a través del tiempo nos ha dado la razón en ésto, teniendo nuestro pasado como condición necesaria del presente. Tampoco tenemos miedo a morir, fue lo primero que aprendimos." fue la arenga del ayudante técnico antes de un intrascendente partido de liga.

sábado, febrero 25, 2012

El último entretiempo

"Nuestros oponentes cometen el error de creer que el hombre es el último objetivo de la evolución, del universo, algo así como su mejor y último resultado, o eso se puede inferir de su manera de atribuirle al hombre una cantidad enorme de responsabilidades simplemente irrisorias.

Tenemos que dejar los prejuicios propios de nuestra época. Debemos volver a aceptar la naturaleza salvaje del hombre, y para nunca olvidarla tenemos que evocarla con frecuencia. Hemos aprendido que la historia solamente pone nombres."

Palabras dadas por el entrenador a sus jugadores durante el entretiempo del último partido jugado por el club.